Se oye un grito. Lejano.
Más allá de la murallas que circundan la ciudad. El vigía permanece estático en
su torreta. Avanza. No te detengas. Sigue tu rumbo. Acaricia con tus manos la
almohada. Cae la tarde, llega la noche. Un chupete hay en la mesa. Una lágrima se
esconde bajo esa piedra. Ahora que nos queda, esperar. La bufanda de Pablo se
quedo perdida en el monte. Un paso, una mirada, un suspiro se escapa, todo se
pierde, todo queda atrás, atrapado en el pasado. Voces y silencios. Impaciente.
Nervioso. Inquieto. Está helado. Hay que desnudarla entera. Tu vas. Si yo voy.
Carraspea la garganta. Se oye el balbuceo de un bebé. Habla solo. Mordisquea.
Entre susurros palabras delirantes. Nene, tómate las pastillas. Recuerda son
siete. La de…la otra para…una más…la cuarta ¿para que es?...venga sigue…venga
es fácil… y la séptima la última…se acabo ya las tome. Dentro de ocho horas
repetimos.
vv. 03-11-2008.
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