lunes, 29 de agosto de 2011

Divagaciones


Divagaciones



Sumos sacerdotes de rostros hieriáticos
sacuden palabras inevitables,
con asombrosos sonidos vocálicos
embriagados de un lirismo puro.

Vestidos con mantos regios,
con su alto sentimiento espiritual:
¡fe con fe verdadera!
¡odio con odio verdadero!

Lo confieso sin la menor vergüenza:
pienso en voz alta,
y cuanto más leo, más me libero,
pierdo mi ser y en ese instante me disperso.

Siempre me pesa
la gran claridad del mundo exterior:
el sol que nos alumbra a todos,
la luna que mancha de sombras el suelo.

Habito un mar infinito,
en su profundidades hay una arboleda misteriosa;
añoro la paz sólida de los estanques,
los caminos cubiertos de nieve.

El tiempo pasa
y lo veo mientras tanto
como un sagrado transito, y soy
contemplador de este mundo sin propósito.

Con tedio alzo la vista
y descrifo paginas desconocidas:
todo lo que es mi sentir,
todo lo que es mi vivir.

No exagero nada
Todo lo que digo lo siento:
esta falta de fe.
¡No creo en nada!

No conozco otro placer
como el de los sueños,
espacio vago de la imaginación,
paraíso de lo trivial.

Duermo a todas horas,
sueño a cada instante;
en un movimiento pendular
que se nutre de mi ser.

La razón es un escrito jeroglífico
dormido en un estante de este claustro;
sólo entiendo lo incomprensible,
sólo creo en lo que no soy.

Espíritu invadido de desasosiego,
atrapado en una atroz disciplina,
que atormenta mi espíritu sin cansar
que funde cualquier mínima esperanza.

Y siempre me repito:
claramente, si es claro;
oscuramente, si es oscuro;
confusamente, si es confuso.

Veo hasta a oscuras, y digo:
Que siento y padezco;
No sé pensar.
No sé sentir.

Soy rey. ¿De qué?
¡De nada!.
Soy un siervo del tiempo,
un súbdito del cielo y de la tierra.

Entre mis manos todo se evapora:
confusión vacía,
sucesos de otra vida;
embelesado en este sueño ajeno.

Hay un misterio que me desvirtua,
sentimientos sentidos que me oprimen;
todo escondido en este gavete,
repleto de escritos disparatados.

Todo se confunde en un laberinto,
y me extravío,
y sueño lo que no soy,
y sueño lo que quise ser.

¡Dios mío, Dios mio!.
¡Asisteme!
¿Cuántos soy?
¿Quién soy?

A Dios pongo por testigo.


domingo, 28 de agosto de 2011

Pacto de cortesía


Pacto de cortesía


A lo lejos, muy a lo lejos,
tocan los tambores
en un cristal de reflejos;
allí te lanzo un tejo
como muestra de cortejo.

En la distancia que nos separa
bailan en el salón las mascaras
la sinfonía que yo deseara;
y sueño que me hablaras,
y que en esta yedra me enredaras.

Te mueves como un ángel
por tierra, mar y aire;
y llegas hasta tú vergel
donde veo tú donaire
camuflado en un socaire.

Todo desde el principio
fue un pacto de cortesía;
en un cielo limpio
te escondes tras la celosía,
y oyes, esta, mi poesía

viernes, 26 de agosto de 2011

Te encontré


Te encontré



Hay tantos días
como almanaques hay.

Busco
en mis bolsillos
y no encuentro
nada.

Sigo 
sin tener
noticias
tuyas.

Envío
señales 
para detectar
tú presencia.

Hay tantos días
como chinos hay.

Busco
en el bosque
y no encuentro
nada.

Sigo
la vereda
que me lleva
al monasterio.

Envío
a los monjes,
como traductor
a un gato.

Hay tantos días
como mentiras hay.

Busco
en la luna
y por perdido
te tengo

Sigo
buscándote
a la orilla
del mar.

Envío
postales, 
no tengo dinero
para sellos. 

Hay tantos días
como planetas hay.

Busco,
sigo,
envio:
te encontré



lunes, 22 de agosto de 2011

Mi ciudad dormida


Mi ciudad dormida


Ahora me quedo eclipsado
en esta noche mía;
con las luces de las farolas,
de esta, mi ciudad desierta.

Miro con tristeza
este cielo sin estrellas,
ocultas por el resplandor
de esta avallasadora ciudad.

Perdida entre brumas
se adivina el rostro
de una desorientada luna,
enjaulada, en este enjambre de hormigón.

Muy al fondo distingo
la silueta verde
de mi elegante parque; jardín
de mis amores y desventuras.

Atrapado en mi ensueño
de un paraíso idílico,
refugio de mi alma perdida
en esta nebulosa ciudad.

Por el asfalto de las calles
discurren vehículos veloces
con la prisa de lo fugaz,
alarido de lo efímero.

Suena alguna algarabía
de jóvenes noctámbulos
que rompen el silencio
de esta noche mía.

Ya raya el alba
que anuncia un nuevo día;
comienza a despertar
esta mi ciudad dormida.

viernes, 12 de agosto de 2011

Aquí y ahora



Aquí y ahora,
amor con amor
y
odio con odio.


Amor serpentino
en un horizonte
nublado de odio,
nada vale la pena.


Aquí y ahora,
aire con aire

sangre con sangre.


Nubes de aire
de crueldad volátil,
manchadas de desconocida
sangre mártir.


Aquí y ahora,
tiempo al tiempo
y
vida a la vida.


La montaña del tiempo
esconde la irrisoria
huella de una vida,
llena de desesperanza.


Aquí y ahora,
lo mismo es lo mismo

lo distinto es distinto


Camuflado en los ropajes
de un mi mismo,
distinto
a cada instante.


Aquí y ahora,
sello 
el fin
de mi vida.